Trump se va satisfecho de Biarritz y destaca la buena sintonía con el anfitrión del encuentro. El presidente francés impulsa una cumbre para que los líderes de Estados Unidos e Irán negocien.
Al final no llegó la sangre al río. Las tensiones con las que arrancó la cumbre del G-7 en Biarritz, que reunió durante tres días a las grandes potencias industrializadas –Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Japón– se rebajaron gracias a la mezcla de osadía diplomática y pragmatismo político desplegado por el anfitrión.
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