Unas 2.500 concentraciones en todo Aragón exigen «acciones» contra el abandono. «Queremos las mismas oportunidades que en el litoral o las grandes urbes», insisten.
«Sonarán las campanas desde los campanarios, y en los campos desiertos volverán a granar unas espigas altas dispuestas para el pan», pronosticaba el cantautor y político José Antonio Labordeta en su Canto a la libertad. Un llamamiento a la esperanza que podrían suscribir en todos los pueblos de Aragón en los que, durante cinco minutos en el mediodía de ayer, un solemne repicar acompañó en el paro de cinco minutos que se vivió en numerosos ayuntamientos, centros escolares, empresas e instituciones oficiales, como pueda ser el parlamento autonómico. La exigencia fue unánime: hacen falta medidas para evitar que los territorios despoblados de la comunidad sigan perdiendo población. Y anunciaron que seguirán «haciendo ruido» hasta lograr sus objetivos.
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